Paquito tenia cinco años, nunca conoció lo que era
Estaba contemplando la puerta de entrada, que cuando esta se abrió parecía que estaba soñando. Vio como un grupo de muchachos\as llegaban con muchas bolsas, en ellas había dulces y en unas cajas traían juguetes. Sor María –que era la directora del orfanato- llamó a todos los niños a reunirse en el patio, les dijo: “estos jóvenes son de Cruz Roja y han venido a pasar un rato con ustedes, pórtense bien con ellos”; después de esto algunos de los muchachos\as comenzaron a realizar unas coreografías al ritmo de la música, otros repartían caramelos a todos los niños, y algunos más se sentaban a platicar con los pequeños.
Paquito, sorprendido de ver tanto color en un solo lugar, y al ver a todos sus compañeros felices, se talló los ojos, creía que era un sueño más. Minutos después fue cuando lo vio: a su ángel. Se trataba de un jovencito no mayor de 15 años que traía un uniforme con una Cruz Roja y una leyenda que decía “Juventud”.
-¿Cómo te llamas?- fue lo que le preguntó el ángel, después tímidamente el pequeño le respondió –me llamo Paquito. Y ese fue el inicio de una conversación: hablaron, jugaron, rieron…era la primera risa del niño después de 3 años en que su madre lo había dejado ahí, solo, sin más que las monjitas que se encargaban del orfanato y los demás niños. Casi anochecía cuando los “Juventinos” (como oía Paco que se decían llamar ese grupo de jóvenes), entregaron a cada pequeño un aguinaldo y un juguete y se comenzaron a despedir.
-me vas a abandonar- le dijo Paquito al joven con la piel de toro en el pecho, reprochándole su partida
-claro que no, los Ángeles nunca abandonan a las personas, por hoy tengo que irme, pero volveré a visitarte.
Ese fue el comienzo de una amistad, pasaron semanas y meses y aquel joven seguía visitando a Paquito, de vez en cuando iban más de esos “Ángeles con Cruz Roja” y pasaban un rato con los pequeños. Pasaron los años y Paco tuvo que partir del orfanato en busca de una vida mejor. Ahora que Francisco es todo un hombre, recuerda con alegría aquel ángel que lo acompañó durante su niñez cuando creía que estaba solo.
Esta no es una historia, es algo que nos acontece a los Juventinos como parte de nuestro deber humanitario. Felicito a aquellas delegaciones que cada víspera de Navidad o cualquier otro día dan lo mejor de sí por hacer felices a aquellos pequeños que son menos afortunados. Y los que aún no llevan a cabo una actividad parecida, los invito a que lo hagan, créanme que se siente tan bien el poder llevar alegría a todas esas caritas que han tenido un pasado desafortunado.
Y tú ¿te sientes capaz de ser el ángel de
Ady – Juventud Durango
2 comentarios:
eii adyy ! ke buena hstoriia !
eii no invetes en verdad ke si es super padre ayudar i mas cuando te encariñas con alguien ! poder darle lo ke necesitas i brindarles un poko de felicdad !
ahaha enti medio tristeza por el niño poero a la vez alegria de saber ke habemos personas ke somos
capaces de ayudar sin esperar a reibir ! un salñudo a todos !
ii no esperen leer esto !
ayuden sin ke se los digan xD
D jeje y sabadO lO haremOs realidad jejejeje aw en vdd estOi muy feliz d haber regresadO a cruz rÖja, porke acciOnes cOmO esta sOn las k le pOnen sabOr a la viida =), vamOs pOr una meta, mil sOnrisas en las persOnas k menOs biienes materiales tienen =)
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